Por Juan Arturo Muñoz E.
@juanarturom
Cuando llegué al tercer día, ya me sentía como en casa, a mis anchas, caminando entre los ríos de gente que va hacia todos lados buscando dirección, a gusto, en mi entorno; para entonces un montón de grupos, géneros y manifestaciones alrededor del rock ya habían desfilado por los escenarios y ante mis sentidos, incluyendo el regreso más esperado de la mejor banda mexicana que había visto un día antes. Pero todavía quedaba una jornada de sensaciones por disfrutar.
Un gran elenco de bandas de varios puntos del Continente, España, Inglaterra y Japón anticipaban un Vive Latino muy especial, sin duda el mejor que he vivido hasta ahora, un festival que ha desarrollado lenguaje propio, que ha crecido en seguidores, en reputación y con nosotros mismos, la gente que año con año acudimos a él para encontrarnos en una de las expresiones culturales más importantes que le han pasado a esta Capital y al País en los últimos años.
La situación violenta de nuestra nación, la muerte de Rita Guerrero, el estado grave de salud de Gustavo Cerati, los desastres naturales en Japón y la muerte del jazzista mexicano Eugenio Toussaint hacía que se respirara un ambiente diferente en estos tres días donde casi todas las bandas se mostraron solidarias y sensibles al menos con alguno de estos acontecimientos, haciendo mención de ellos o dedicando alguna rola.
El sábado a partir de las 22:20 horas, dos de los tres escenarios apagaron las luces, el restante (el principal) concentró la atención de todos los asistentes, luego de 8 temas tatuados en el recuerdo de la historia del rock nacional, fue precisamente Saúl “El Caifán” (no el Jaguar), quien antes de tocar “Ayer me dijo un ave” y después de decirle a Rita que la extrañamos y dedicarle la canción a E. Toussaint dijo: “Y por último señor Presidente quiero aprovechar que nos está viendo poquita gente para pedirle que le haga justicia a nuestros muertos, que así como se movió todo, todo su poder para resolver un problema de un par de agentes americanos también se mueva todo su poder para resolver la muerte de tantas mujeres asesinadas, tantos mexicanos asesinados y tanta gente que está sufriendo, señor Presidente queremos justicia y al mismo tiempo queremos paz para los mexicanos, muchas gracias”.
Saúl tomó el bajo, Sabo pasó a los teclados, Alfonso y Diego en las percusiones, Alejandro quedó en su instrumento original, la guitarra; perfecta interpretación del tema que saliera editado en “El Nervio del Volcán”, último disco de estudio de la banda, aunque quisiera decir, después de esta reunión, el más reciente. Éste fue sin duda un momento especial que quedará para la historia del festival, el más “íntimo” que tuvo la banda con sus fans esa noche.
Después el set list regresó a los “macanazos” más movidos hasta hacer dos encores que terminarían con un final de alarido al interpretar la rola que los puso en el mapa de todas las estaciones de radio en México a finales de los ochenta, “La Negra Tomasa” cumbia que ejecutaron con un final más rocker y que aumentó la emoción de los presentes, vean en este video las grandes sonrisas de quienes provocaron la euforia a más de 100 mil almas que abarrotaron el Foro Sol como yo nunca lo había visto en concierto alguno.
Ahora estoy de vuelta al principio del texto, en el inicio del tercer día donde me esperaba la cancha del Jesús Martínez “Palillo” habilitada de buena forma y por primera vez como “Escenario Indio” para presenciar a la gran mayoría de bandas que ese día me quería chutar, el lugar les quedó a gusto y el pastito me dio la oportunidad de administrar energías mientras llegaba el gran cierre con Robi Draco Rosa, quien con la tranquilidad de su actitud contrastante con lo crudo de su música inundó de talento la presentación ante el poco pero selecto público que se encontraba (tan sólo a mi alrededor pude ver a Federico Fong de La Barranca y Lino Nava de La Lupita).
Ahora sí, el mero final de todo por este 2011, los Chemical Brothers estaban en el escenario principal convirtiéndolo en el antro más grande de la ciudad más grande, poderosos beats sincronizados a la perfección con las luces e imágenes de las pantallas cerraban con maestría un evento único que hacia olvidar con saltos el cansancio acumulado de tres días.
A la salida del Foro letras luminosas abrían la cuenta regresiva para la dulce espera del siguiente cartel: “Te esperamos en el VL 2012”, a esto se agrega el ansia de volver a vivir tres jornadas bajo el sol del nuevo horario que nos hace disfrutar de un ambiente de unión y desenfado.
La música una vez más fue el conductor de la alegría y la fiesta que nunca sobra, ojalá también sea un detonante de la conciencia que logre alimentar el valor de nuestra conducta y provoque el cambio que tanto le falta a nuestro dolido país.
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